La discusión sobre la relación entre los aspectos emocionales y la infertilidad ha estado en el centro de los estudios psicológicos, especialmente en mujeres, que experimentan dificultades para concebir un hijo o lograr que los embarazos lleguen a término.
Durante la primera mitad del siglo XX, los estudios de orientación psicoanalítica solían atribuir un gran porcentaje de casos de infertilidad, cuya causa era inexplicada, a un origen psicológico. A través de la anamnesis biográfica, la entrevista clínica y la aplicación de tests, estos estudios tendían a desarrollar explicaciones para la infertilidad basadas en la presencia de conflictos intrapsíquicos inconscientes, o rasgos neuróticos de personalidad.
Con el avance de la medicina reproductiva y de la tecnología, la mayoría de los casos que antes se hubieran atribuido a causa psicogénicas, hoy tienen una respuesta biológica para explicarlos y cada vez se ve más reducido el porcentaje de pacientes cuya infertilidad responde a una causa desconocida.
Impacto psicológico
En los últimos años se han realizado estudios para evaluar el impacto psicológico que tiene, tanto para la pareja como para cada uno de sus miembros, el diagnóstico de infertilidad. Se ha descrito, en primer lugar, una crisis vital, la cual se origina en múltiples factores y genera un gran desgaste emocional para la pareja. Se caracteriza por su ciclicidad, es decir, se repite una y otra vez la vivencia de esperanza (al inicio del ciclo) y fracaso (cuando llega la menstruación). En segundo término, impactan también el elevado costo económico del tratamiento, el sometimiento a procedimientos quirúrgicos y la invasión a la privacidad sexual de la pareja.
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