Normalmente, las niñas nacen con todos los óvulos que necesitarán durante toda la vida. Sin embargo, los óvulos maduros no se producen hasta la llegada de la pubertad. Debido a esto, la forma recomendada y más eficaz para preservar la fertilidad en las niñas que están a tratamiento contra el cáncer antes de la pubertad, consiste en extraer y congelar tejido ovárico.
El tejido de los ovarios en las niñas se extrae en un procedimiento quirúrgico ambulatorio y se congela para utilizarlo en el futuro.
Muchas niñas llegarán a la pubertad y comenzarán a tener períodos menstruales después del tratamiento contra el cáncer, aun sin medidas especiales para conservar la fertilidad, aunque es posible que necesiten realizarse un control de niveles hormonales para averiguar el potencial de fertilidad o de menopausia precoz. Algunas mujeres que son fértiles en los primeros años de la edad adulta pueden entrar en una menopausia precoz antes de tener tiempo a formar una familia. Algunas mujeres jóvenes que desarrollen óvulos maduros pueden optar por congelarlos para preservar la fertilidad en caso de menopausia temprana.
Después de la pubertad
Después de la pubertad, una niña ha desarrollado óvulos maduros y se pueden congelar algunos óvulos o embriones fertilizados. La mayoría de las niñas comienzan la pubertad entre los 9 y los 15 años de edad.
Si se necesita radiación para tratar el cáncer, y se va a dirigir al abdomen, a veces se pueden proteger los ovarios. En algunos casos los ovarios pueden ser quirúrgicamente desplazados a un lado, fuera de la radiación. Después del tratamiento, los ovarios podrán volver a colocarse nuevamente en su posición normal. Esta técnica se denomina transposición ovárica.
Los períodos menstruales de muchas niñas que recibieron tratamiento contra el cáncer después de la pubertad vendrán de nuevo, aunque muchas que son fértiles en la edad adulta joven podrán pasar por una menopausia precoz.
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